Etorkizuna Eraikiz, construir desde lo que somos

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El martes 19 aprobamos los proyectos estratégicos ligados a Etorkizuna Eraikiz, con los que activamos una nueva agenda política para abordar los principales retos de Gipuzkoa con garantías. Lo hicimos en la factoría marítima Albaola, un lugar indicado para simbolizar la mentalidad con la que afrontamos esta nueva singladura como territorio. En tiempos de zozobra, hay quien ve el futuro como un mar en tempestad ante el que no queda más remedio que cruzar los dedos para que la corriente nos traslade a tierra. Pero, ¿y si en lugar de dejarnos llevar, marcamos nuestro propio rumbo, construyendo entre todos y todas una embarcación que nos permita arribar a buen puerto? Una embarcación adaptada a nuestras necesidades, flexible, pero construida en los materiales más resistentes de que disponemos, con la experiencia acumulada durante siglos de navegación.

De eso se trata Etorkizuna Eraikiz. De optimismo, de energía y de ilusión. De, en lugar de atemorizarnos ante las olas, tratar de aprovecharlas para avanzar más rápido, viendo oportunidades allí donde algunos ven problemas. De sumar esfuerzos y remar todos y todas en la misma dirección porque, una vez superados antiguos debates y proyectos bloqueados que nos mantenían encallados en pasado, toca lanzarse de lleno en pos del horizonte.  Toca imaginar cómo queremos trabajar, convivir o envejecer en el futuro, y construir tanto la hoja de ruta como la nave que nos permitan sortear vientos y arrecifes. Y para la Diputación, esa Ítaca, ese sueño, tiene desde el principio un significado claro: hacer de Gipuzkoa el territorio de Europa con menor desigualdad social, económica, lingüística y de género. El mejor, o uno de los mejores lugares donde vivir en el mundo.

Etorkizuna Eraikiz parte de una doble premisa. Por un lado, la voluntad de construir bases sólidas en un contexto global de incertidumbre. Cambios cada vez más rápidos y profundos, tanto en contexto internacional como en las estructuras de mayor proximidad –trabajo, familia, sociedad, pautas de consumo…- provocan un vértigo, lógico y verbalizado de forma clara en las encuestas que venimos realizando, acentuado además por un creciente individualismo. A los guipuzcoanos y guipuzcoanas les preocupa su futuro y el de los suyos, les preocupa si van a poder mantener la calidad de vida que tanto esfuerzo nos ha conseguido conseguir. Esa preocupación nos preocupa. Por eso, estamos empeñados en dejar como principal legado una dinámica de trabajo compartido con la sociedad civil de Gipuzkoa, como brújula que ofrezca seguridad, estabilidad y respuestas.

Por otro lado, Etorkizuna Eraikiz responde a la demanda de transformar el modo en que las instituciones nos relacionamos con la ciudadanía. Los viejos esquemas en los que la tripulación elegía al capitán cada cierto tiempo y delegaba en él la toma de decisiones ni satisfacen las exigencias de la mayoría, ni las de la buena gobernanza, ni están a la altura de la complejidad del contexto actual.  Solo un modelo que sea capaz de incorporar a los distintos agentes y entidades público-privadas en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas, en pro de un desarrollo social y económico sostenible que permita generar riqueza, bienestar e  innovación, puede ser eficaz. Un modelo que interiorice que la sociedad quiere construir su futuro, porque el futuro no está predeterminado, sino que lo hacemos las personas.

Ese modelo encaja, además, como un guante en las formas de ser y hacer que han hecho fuerte a Gipuzkoa a lo largo de la historia, pasada y reciente. No miramos al pasado con nostalgia, sino analizando las virtudes que nos han permitido progresar y adaptarlas a los nuevos tiempos. Gipuzkoa siempre fue un territorio abierto al mundo y a aprender de los mejores. Lo fue cuando se lanzó al mar en busca de sustento y nuevas rutas comerciales sin saber que había más allá, o cuando difundió de forma activa las ideas de la razón, la ciencia y la ilustración. Gipuzkoa siempre apostó por la excelencia y la innovación, lo que le ha permitido situar a varias de sus empresas e iniciativas sociales como referentes mundiales. Y sobre todo, ha sido un territorio colaborativo, donde el valor del trabajo en común está profundamente arraigado.

Reflexión, experimentación y acción compartidas, para poner en marcha proyectos con capacidad de transformar y traccionar nuestro tejido económico y social, que abren nuevas oportunidades. Esos ingredientes están detrás de las iniciativas y proyectos más exitosos e innovadores que hemos alumbrado, aquellos que mejor han respondido a los retos y demandas de la sociedad, y sobre los que se asienta también Etorkizuna Eraikiz. Consiste en  detectar los retos que se nos presentan, diseñar las formas de encararlos y experimentar soluciones en entornos reales para poder luego aplicarlas a escala general en el caso de que funcionen. Y para ello, hemos involucrado a todas las universidades de Gipuzkoa, al tejido asociativo y económico, y hemos creado una red internacional para compartir buenas prácticas, porque debemos ser capaces de canalizar el mayor conocimiento y talento posible, y porque ese capital no se acumula en único punto.

Tal y como dimos a conocer el martes, todo este trabajo ya está dando sus frutos. Hemos aprobado cinco proyectos estratégicos. La creación de un centro de ciberseguridad industrial, estrechamente ligado a nuestra industria 4.0, que blindará su capacidad de generar productos y servicios tecnológicamente seguros, un aspecto clave para su competitividad. Un nuevo centro de referencia en la atención al envejecimiento y la dependencia que se ubicará en Pasaia, con una unidad de I+D+i que será capaz de vincular la actividad asistencial, la gestión del conocimiento y el desarrollo tecnológico e industrial en materia de envejecimiento, salud y bienestar. También se contempla un polo de innovación en electromovilidad y eficiencia energética, así como infraestructuras para una movilidad sostenible del futuro, y el Koldo Mitxelena 2040 Kulturgunea. A lo que se suman siete proyectos experimentales. En conjunto, una inversión prevista de 65 millones de aquí a 2025.

Cada uno de estos cinco proyectos estratégicos trata de anticipar soluciones en ámbitos donde se están produciendo profundas transformaciones: la producción económica, el envejecimiento, la forma en que nos movemos, en que consumimos, y en que gestionamos la cultura. Ahora que hemos soltado el lastre de la violencia y comenzamos a percibir rayos de luz entre los nubarrones de la crisis, hemos desplegado todo el velamen para aprovechar los nuevos vientos y las corrientes favorables. Gipuzkoa vive un punto de inflexión, pero al igual que en los 80 fue capaz, en plena tormenta, de reconvertir su modelo de producción, consolidar un sistema de protección social modélico, y defender su idioma, su cultura, y sus instrumentos de autogobierno, lo será ahora de salir airosa, construyendo la nave desde lo que somos y desde lo que nos hace fuertes.