En defensa del Concierto

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Hablar del Concierto Económico es sinónimo de hablar de nuestro nivel de bienestar. Hablar del Concierto Económico es hablar de la herramienta que, durante las últimas décadas, nos ha permitido a los vascos y vascas legislar, recaudar y gestionar sobre nuestros propios tributos para, luego, dirigir los recursos obtenidos a la construcción de un estado de bienestar nunca del todo perfecto, pero que ha demostrado ser más sólido y eficaz que en otros lugares. El Concierto Económico es, por tanto, la muestra más clara de que más autogobierno redunda en mayores cuotas de bienestar.

Existen, sin embargo, diversas amenazas sobre este sistema. Las unas vienen de fuera, de aquellos y aquellas que, además de desconocer el funcionamiento del modelo, tratan de dirigir la atención lejos de sus propias carencias y errores en la gestión de sus propios territorios. Quienes lanzan estas críticas obvian, en muchos casos a posta, el riesgo unilateral que Euskadi asume año tras año de aportar al Estado su parte porcentual de las competencias no asumidas, independientemente de cómo haya ido el ejercicio. A diferencia de las comunidades de régimen común, si las cosas se tuercen ni se nos harán quitas de deuda, ni acudirá nadie en nuestra ayuda.

Las otras amenazas, las cuales personalmente considero más graves, son internas, y vienen del desconocimiento existente en nuestra sociedad de lo que es y de lo que significa el Concierto. Lo que no se conoce no se valora, y lo que no se valora no se defiende. Y sobra decir que este desconocimiento nos hace mucho más vulnerables frente a los ataques externos que recibimos.

Por eso, en este 140 aniversario del Concierto, es mucho más necesario que nunca divulgar y dar a conocer qué es y qué significa esta herramienta para nuestro pueblo, es indispensable lograr una activación social en su favor. Éste, y no otro, es el modo más efectivo que tiene Euskadi para blindar el futuro de su modelo de bienestar.